Variación del ritmo

     Al improvisar, quizás suceda que recurrimos siempre a las mismas combinaciones de figuras, a un mismo patrón, o a una misma célula rítmica de manera recurrente y monótona. Podemos explorar, entonces, concientemente, todas las posibilidades rítmicas que posee la música. Es preferible que este proceso sea gradual, de manera que no nos sobrecarguemos con una cantidad de ritmos que puedan exceder nuestras capacidades actuales de comprensión y manejo de aquellos.

     Una buena forma de empezar a enriquecer nuestras improvisaciones y de romper con la monotonía, es tomar un número reducido de células rítmicas relativamente simples y combinarlas, primero en forma alternada y luego en forma aleatoria. En nuestro ejemplo tomamos dos corcheas seguidas de un tresillo de corcheas, repitiéndose ambas propuestas de manera indefinida.

Forma alternada

Forma aleatoria

    La idea no es limitarse a tocar siempre las mismas notas, sino, en la medida que podamos, improvisarlas, pero siguiendo una estructura rítmica definida y simple para poder manejar de manera progresiva diferentes combinaciones. Es interesante ir combinando otras células e ir practicándolas a la par. Inclusive, en etapas posteriores, agregar una tercera célula. De esta forma, iremos abarcando mayores ritmos y mayor complejidad, hasta asimilarlos y poder improvisarlos sin ninguna limitación.