Suite Musical ®: Algunos elementos que definen la tonalidad
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Algunos elementos que definen la tonalidad


El ejemplo siguiente muestra una progresión armónica a 4 voces, señalando exclusivamente algunos elementos que definen la tonalidad. Lejos de abordar dicha conducción en términos de correcto o incorrecto, tan frecuente sobre todo en el ámbito académico, el objetivo de nuestros análisis es siempre percibir los diferentes efectos obtenidos y tomar aquello que nos pueda atraer.

La utilización de acordes de una tonalidad no implica, necesariamente, que dicha tonalidad quede claramente definida. Al comenzar una progresión, podemos creer que nos movemos en una tonalidad por estar simplemente usando sus acordes y, sin embargo, descubrir luego que los elementos constitutivos se contradicen, expresándose otra tonalidad. Es por eso adecuado conocer las herramientas y sus efectos sonoros.


 
Si bien, en este caso, quisimos voluntariosamente escribir en Do Mayor, y si de hecho los acordes sí podrían pertenecer a Do Mayor, también lo hacen a Fa Mayor o La menor eólico. La ausencia, en primera instancia, de la sensible tonal de Do mayor (si natural) pone en duda la tonalidad que buscábamos expresar. Si además, tal como sucede, aparece la sensible tonal de Fa Mayor (y encima resuelve en el fa), entonces se refuerza la idea de que la tónica es, como todo lo indica, Fa.

A esto se le agrega que en los acordes se establece una cadencia (→) que define aún más la tonalidad:

V - VI: cadencia rota en Fa Mayor.

Por si fuese poco, a estos hechos se le suman dos incidentes más:

El primer hecho es melódico: el soprano forma un acorde roto, es decir que, horizontalmente, las primeras tres notas constituyen el acorde de Fa Mayor. Efectivamente, no quedan dudas de que nuestros intentos por realizar la progresión en Do Mayor se nos han ido de las manos.

Esto no es malo, pero la dirección de la energía puede confundir al oyente. Si el efecto buscado es realizar estos movimientos, entonces es adecuado, pero si buscábamos afirmar a do como centro tonal, el camino a seguir es otro.

El segundo hecho es armónico: en el segundo acorde, la nota fa aparece duplicada (alto y tenor), reforzando su presencia.

¡Y todavía más! El siguiente gráfico nos muestra las notas pertenecientes al acorde de Fa Mayor (fa-la-do-mi).


Podríamos querer simplificar todo lo dicho anteriormente y creer que bastaría con solo localizar qué notas de qué acorde prevalecen, y entonces eso nos hablaría sobre la tonalidad. Pero si analizamos apenas esta cuestión, nos encontraríamos con que un simple si natural, por ejemplo, en el segundo acorde, haría tambalear absolutamente todo nuestro análisis.

En conclusión, nuestra tonalidad ha quedado definida no solo por los acordes, sino también por otros motivos armónicos (cadencia y duplicación) y por motivos melódicos (sensible tonal y acorde roto).